La UE es actualmente noticia por diversas medidas en favor de los textiles sostenibles y reciclables. Y es que el
problema del fast fashionnecesita una solución global que se ocupe sobre todo de establecer directrices a escala nacional y métodos trazables. Porque entre tanto,éesycuá
descuentooutlet ha llegado a la corriente dominante la conciencia de que no podemos seguir como hasta ahora.,En particular, la declaración de la eurodiputada del SPD Delara Burkhardt, que, entre otras cosas, está comprometida con las cuestiones medioambientales, dio que hablar. A principios de año, pidió una especie de prohibición de la
moda rápidapara evitar el consumo excesivo por medios selectivos: ‘Pido una prohibición inmediata de la destrucción de textiles no vendidos y devueltos […]. Necesitamos una legislación que impida que la ropa no vendida sea triturada o enviada a los vertederos simplemente porque ya no está de moda o es más barato deshacerse de ella’.,En su informe de iniciativa propia, presentado en Bruselas, pide sobre todo que se preste más atención a la cuestión de la
moda reciclable, porque sólo con medidas duraderas desde el punto de vista político se puede conseguir que la
modasea realmente
sustentable.,Un primer paso hacia esta visión (presumiblemente pronto real) es la transparencia en la
cadena de suministro. Para ello, ya se ha aprobado una ley que entrará en vigor a principios de 2023. Además, para 2050 debe establecerse un modelo económico neutro en carbono, respetuoso con el medio ambiente, libre de toxinas y totalmente circular, como parte del ‘Pacto Verde’ y los objetivos climáticos relacionados.,La transformación de la industria textil está, pues, en marcha, y podemos esperar a ver qué soluciones aporta el cambio a nivel mundial. Porque una cosa está clara: el
fast fashiones un sistema complejo que necesita una estrategia bien pensada para ser realmente auténtico y provocar un cambio sostenible. Pero, de nuevo, esto no significa que nosotros, como consumidores, debamos quedarnos quietos hasta entonces. Ya podemos intentar activamente vivir
prácticas de sustentabilidadduraderas en nuestra propia vida cotidiana.,Al igual que ocurre con la cuestión del
green washing, que también forma parte de la industria del
fast fashion, el mundo no es exclusivamente blanco o negro, pero puede decirse claramente que muchas de las prácticas utilizadas son erróneas e inmorales. El hecho es que necesitamos cambiar nuestra narrativa en torno a la
moday el
consumo.Porque si uno conoce sus cosas, hace las preguntas adecuadas y se centra en la longevidad, tiene la oportunidad de marcar la diferencia, al menos en una pequeña medida.,Esto no quiere decir que los consumidores tengan el poder. Más bien corresponde principalmente a las personas que dirigen nuestros sistemas y controlan las políticas que los sustentan. Pero no se puede negar que la compra de
fast fashiontrae consigo una multitud de problemas para los que actualmente no tenemos ni respuesta ni solución: ¿Qué ocurre con la ropa que no se usa? ¿Cómo se pueden mejorar las condiciones de trabajo a nivel local? ¿Cuánto debería costar una camiseta?,Lo que sí podemos hacer en concreto, es cuestionar nuestro propio
comportamiento de consumo, informarnos con la ayuda de marcas y plataformas de calidad y optar por alguna de las alternativas que se nos ofrecen: marcas de
moda sustentableo compra de ropa de segunda mano o alquiler. Porque mientras el
fast fashionsea la única opción democrática de consumo, nada cambiará tan fácilmente.,Artículo originalmente publicado en Glamour De,
glamour.de, adaptado por Roberto Sierra.
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